Quienes realizan una actividad física constante tienen menor probabilidad de enfermarse y más posibilidades de gozar de una vida más larga. El bienestar no es sólo físico, también la mente se favorece. Cuando una persona se ejercita se ve y se siente bien consigo misma.
Sin embargo, hay ocasiones en las que es mejor posponer el entrenamiento. Y aquí te doy algunas de las señales en las que debes poner atención. ¡Cuídate!
1. Cuando estás enferma. No hagas ejercicio si no te sientes bien, incluso si es sólo un resfriado. Ya que la actividad física genera más presión sobre el sistema inmunitario y prolonga la enfermedad.
2. Lo realizas todos los días. A veces hay días en que no tiene ganas de ir al gimnasio, pero a veces tu cuerpo podría estar diciendo que debes tomar un descanso. Relájate, disfrutar de una comida sana y no te castigues lamentándote de el no haber ido.
3. Cuando tienes una lesión. Cualquiera que sea la lesión, asegúrate de que está completamente curada antes de regresar a la actividad.
4. Cuando no tienes el equipo adecuado. Sea cual sea tu deporte, asegúrate de adquirir lo necesario para realizarlo, ya que de lo contrario puedes ocasionarte una lesión.
5. Te sientes con resaca. El alcohol te deja deshidratado, así que asegúrate de que has bebido el agua suficiente para compensar este efecto.
6. Falta de motivación. La pieza principal es ser sensible y siempre pensar en tus motivos para hacer ejercicio y por qué no quieres hacerlo. Se honesto contigo mismo. Ya que al hacer algo que no te agrada, se puede producir accidentes o un malestar emocional.
La actividad aeróbica o los ejercicios que necesitan de más oxigeno como caminar, trotar, nadar, bailar, esquiar, pedalear, favorecen el sistema cardiovascular, disminuyen la presión sanguínea y mejoran la circulación, lo que reduce el riesgo de ataques cardiacos y accidentes cerebro vasculares.
El ejercicio es bueno siempre que cuentes con lo necesario y te encuentres bien de salud. ¡Cuídate!
Dra Yaiza Acosta Chinea
Deja una respuesta